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Caminando la Cuerda Floja

¿En cuántas ocasiones nos hemos sentido que nuestro caminar, es uno que está, sobre una cuerda floja? Salmos 17:5

Caminar en esa línea angosta, en donde en cualquier momento puedes perder el equilibrio. Caminando siempre en temor y con el miedo a resbalar. Caminando con el peligro de tomar una mala decisión que te lleve a una caída, y un fracaso generacional.  

Porque quizás venimos caminando por el transcurso de los tiempos. Traspasando de generación en generación, una herencia de condiciones. Una carga de trastornos, que han llenado nuestra vida de temores e inseguridades. Convirtiendo nuestro cada paso, en un acto de equilibrio. Un trabajo diario, balanceando un estado emocional que nos ha causado un desequilibrio espiritual. Cansados, afligidos, y desanimados por el transitar del diario vivir.  Mateo 11:28

En donde tu cada paso cuenta, porque cada paso, es tomado en riesgo. Y en cualquier momento puedes caer, de esa cuerda floja en alguna área de tu vida. Mas, sin embargo, a pesar de todo, sigues adelante. Porque sabes que todo depende de ti. Y es por esa razón, que una vez más, te armas de valor. Respiras profundo y prosigues tu ruta. Marcando tu cada paso, dejando la huella del pasado, como evidencia que lograste seguir adelante. Caminando, en esa línea recta, en donde no hay vuelta atrás. 

Y aunque caminas con la cabeza en alto, porque es únicamente de esa manera, que podremos dar un paso al frente. No dejas de temblar en la posibilidad de caer, el miedo consume tu naturaleza. Pero una voz, conduce tu mirada nuevamente al blanco. Proseguir sin miedo, hacia la meta. El poder perseverar hasta el fin, caminando, por el camino angosto. En una carrera de resistencia y de perseverancia. Porque cualquier descuido, podría ser la caída de la vida. Pero como todo buen atleta, que pone su mirada en el premio. Prosigue adelante, confiando que su esfuerzo no es en vano. Porque su recompensa vendrá solamente, si se mantiene firme y en pie. 1 Corintios 9:24-27 

Aunque tus pies estén a punto de resbalar, porque tu fuerza ha sido consumida. ¡Y tu mente no deja de gritar “Ya no puedes! ¡Ya no Puedes!”.  Permanece en pie, no te des por vencido. Mantente firme, caminando sobre esa cuerda floja. 

Porque esa cuerda por más angosta y fina que sea, es tu fe. Todo este tiempo de tu caminar por el camino de la vida, había sido sostenido por un poder sobrenatural. Es nuestra fe, la que aún sostiene tu vida, y la mía. Somos sostenidos por un poder sobrenatural. Que cuando pensamos que todo está perdido, es en ese momento, al instante, en donde esa sustancia, se hace presente. Hebreos 11:1

En donde ese fundamento, se vuelve más fuerte, y más firme que nunca. La seguridad vuelve a hacer nuestra cobertura. Reforzando en nosotros, esa confianza, para seguir caminando adelante, sobre esa cuerda floja. Hasta, llegar al punto final. Reconociendo que no somos nosotros por nuestra propia fuerza. Porque todas las cosas, que se esperan de nosotros, las sostiene y las preserva, nuestra Fe. Esa cuerda, es el símbolo de unión, de fuerza y de resistencia. Para que cada vez que te sientes solo, en tu caminar, para cuando necesites la mano de alguien, para que te sostenga, o te levante. Siempre tengas en mente, que tu fuerza no depende de ti, si no de una que es interna. Recuerda que no estás solo, y nunca lo estarás. Porque hay una promesa, para nuestro cada paso, que El estará con nosotros todos los días, hasta el fin del mundo.  Eclesiastés 4:9-12

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