POSICION

Tierra de los Libres

En una ocasión me encontraba escuchando una entrevista que le estaban realizando al Dr. Ben Carson. Él dijo una frase que me impactó de gran manera y estremeció mi espíritu. La frase fue simple él dijo lo siguiente, “Nosotros no podemos ser una tierra de los libres, si no somos casa de los valientes”. De una forma inmediata el Espíritu de Dios empezó hablar a mi corazón. Juan 8:31-36

El Dr. Carson, se estaba refiriendo a la postura y al fundamento de esta nación. Pero cuando yo escucho estas palabras, el Señor me lleva al libro de Daniel. Me imagino que todos en alguna ocasión, hemos escuchado de Daniel. Algunos quizás lo conocen como autor; como profeta; por la interpretación de los sueños del Rey Nabucodonosor; por el foso de leones, por las visiones o por las profecías. Pero por medio de este escrito, lo veremos de una manera que nos habla a nosotros en un nivel muy personal. 1 Corintios 3:11

Daniel cuyo nombre en hebreo significa “Mi Juez es Dios”. La cultura judía es única conforme a su fe y sus costumbres. Es impresionante leer la historia de la sobrevivencia de ellos, pero todo esto, tiene que ver por su postura en Dios. Ellos planifican sus vidas, desde el momento del nacimiento y la dedicación de sus hijos. Y el nombre que les es dado, va entrelazado con el propósito, oficio o llamado divino. Ahora, con esta poca información, nos podemos dar una idea de la base del fundamento y la posición de Daniel. Deuteronomio 6:1-9

El pueblo de Israel fue llevado a Babilonia cautivos, por el Rey Nabucodonosor. Ahí, Daniel como un extranjero tenía que adaptarse a unas leyes diferentes, una cultura diferente, unas costumbres diferentes, a modo de poder sobre vivir. Todo esto era totalmente lo opuesto a lo que él era y lo que él representaba. Fue un cambio drástico que cambiaría la vida de él y la de su pueblo. Tenemos que tomar en cuenta y analizar la posición de Daniel, en ese momento. El perdió la libertad para ejercer su vida de la manera a la cual él estaba acostumbrada. Jeremías 25:1-11

Y la pregunta surge, “Cómo es que Daniel, pudo mantenerse limpio y no contaminarse del ambiente en el cual él estaba”. La respuesta es la “integridad”, y esta palabra es la que define a Daniel en su postura en Dios. Y este es el ejemplo a seguir, para nosotros como creyentes en Cristo. La integridad corporal para todo creyente incluye cuerpo, alma y espíritu. Salmos 15:1-2

Aunque Daniel se encontraba cautivo, juntamente con su pueblo, nunca perdió su identidad en Dios. Lo primero que él estableció fue que nunca se contaminaría de las costumbres paganas, ni de sus creencias, o idolatrías.  La sociedad cultural y el gobierno se encargaron de muchas maneras cambiar su identidad y su posición en Dios. Primero, le cambiaron su nombre, después, le quisieron ofrecer alimentos que iban en contra de sus costumbres, pero lo peor de todo, es que le quisieron impedir que honrará al único Dios verdadero. Más a pesar de todas estas pruebas, él se mantuvo firme. La valentía de las acciones al defender la integridad de él, es el ejemplo que nosotros como creyentes debemos de tomar. Daniel 1:7-16, 6:1-28

Tenemos que ser una casa de valientes, para levantarnos con valentía a defender nuestra libertad. Daniel, aunque era un esclavo limitado por su autoridad designada, nunca fue un cautivo de la sociedad, ni de la cultura, ni de las creencias, mucho menos de las costumbres. El factor clave aquí es, la “Integridad”, ¿la tenemos? Hagamos una auto evaluación personal, si todavía no hemos tenido ese encuentro con el Señor, es imposible entrar en el proceso de obtenerla. Alguien que todavía no ha sido expuesto ante los ojos de Dios, no puede andar en integridad. 2 Timoteo 1:7-12

Venimos de una tierra cautivos en pecado, y para poder entrar en una Tierra de Libres, tenemos que conocer al único que nos ofrece esa libertad. Asumir nuestra posición original, que se perdió por causa de la influencia negativa y la rebelión de nuestra naturaleza. Hoy en día, muchas influencias negativas han surgido con un propósito en mente, para la corrupción de la tierra, el pueblo, la familia, y la iglesia. ¿Qué vamos hacer ahora nosotros? ¿Dejarnos llevar por la corriente de este mundo, y seguir esclavos al pecado? ¿O como una Casa de Valientes levantarnos con bandera de victoria y pelear por la Tierra de los Libres? Efesios 2:2-6

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