Espiritu de Muerte
En estos meses había estado ausente, por el motivo que me encontraba ocupada estudiando para exámenes finales, y también por la graduación de mis estudios teológicos. Pero gracias a Dios, que me permitió tener el honor y el privilegio de terminar en victoria.
Había guardado un mensaje que había preparado de hace tiempo, por unas palabras que el Señor puso en mi corazón para utilizar para este escrito. Las palabras son las siguientes: “El único temor que el creyente debería tener, es el temor de reverencia”. Salmos 111:10, Proverbios 1:7
La muerte, es el temor de todo ser humano, y el enemigo que todos, en algún momento de nuestras vidas, vamos a enfrentar. Pero quizás unos, más pronto que otros. Aunque toda la humanidad reconoce que la muerte es inevitable, aun así, luchan en contra, como si pudieran detener el determinado suceso. El espíritu de muerte no tiene compasión de nadie, ni tampoco hace acepción de personas. No conoce cultura, raza, edad, sexo, posición social, posición económica, y mucho menos tu posición espiritual. 1 Corintios 15:23-27
En estos tiempos de pandemia, que empezaron desde el mes de Marzo del año 2020; hasta el presente día. El espíritu de muerte se ha levantado y tomado posesión de la humanidad entera. Su poder ha crecido con tal magnitud, que hasta, aun la iglesia se ha esclavizado bajo el mismo temor. Cada día que pasa se piensa que la situación está mejorando. Pero no es de esa manera, la vida va deteriorando de mal en peor. Pero, lo triste es, que no lo hemos podido realizar, y mucho menos ver. Mas, sin embargo, con esto, no me estoy refiriendo a la pandemia, sino a la responsabilidad que cada uno de nosotros tenemos como creyentes, y seguidores de Cristo. El temor ha cegado nuestra visión, paralizado nuestro propósito, debilitado nuestras fuerzas, y cauterizado nuestra mente. Efesios 4:23-24, 1 Timoteo 4:1-2,
Este tiempo de mortandad, caos, incertidumbre y temor, es el escenario ideal para todo creyente. ¿Pero dónde está el pueblo de Dios? ¿Dónde está la iglesia? ¿Dónde estás tú, como creyente? ¡Estás escondido de la misma manera, el temor también es tu abrigo! Y mi pregunta es, ¿Entonces cuál es la diferencia de uno que conoce a Cristo, y otro que no Le conoce? Tenemos que ser la diferencia, la palabra de Dios dice, que Él nos ha dado un espíritu de poder, amor y dominio propio; y no de COBARDÍA. Este es nuestro tiempo para levantarnos, y ser la luz en medio de estas tinieblas de muerte. ¡Él nos ha delegado Autoridad Espiritual, y atribuido con el amor de Cristo! Hagamos nuestro trabajo en este tiempo, y verás que en base a nuestra obediencia y sumisión ofreceremos reverencia al único Dios verdadero. Romanos 8:15, 2 Timoteo 1:7-9
El Señor está en control de todo, aunque se mire lo contrario. El ha permitido que estas autoridades provisionales surjan, con el único propósito de exponer en realidad qué es lo que rige tu corazón. La fidelidad de Dios es evidente cada amanecer, Él siempre está ahí, a cada momento que el clamor de Su pueblo se escuche en unicidad. Nosotros tenemos la respuesta por medio de la sangre preciosa que el Señor Jesucristo derramó en la cruz del calvario. La sangre de nuestro Señor, es la señal que la humanidad necesita. Para que cuando la muerte pase por tu casa, seas excluido como lo fue el Pueblo de Israel en Egipto. El Señor siempre tiene cuidado de Su pueblo, pero la respuesta está en quien escucha Su voz. Ser sensibles a la dirección de Su Santo Espíritu, El es quien te dará las instrucciones en el momento que las necesites. Exodus 11:1-10, 12:1-36
Ahora nosotros Iglesia, levantemos en alto el nombre de Jesús, para que todo aquel que en Él cree no se pierda más tenga vida eterna. Porque, aunque en este tiempo la muerte sea el principal factor del temor, el temor debería de ser el morir sin haber conocido a Cristo. Juan 3:14-18, Romanos 6:23