Espina Encarnada
Durante el transcurso de estos días, me encontraba en una tremenda aflicción. Yo no sé si en algún momento, te has llegado a cuestionar el porqué de las situaciones que se nos presentan. Y que casi la mayoría de las veces siempre llegan en el momento preciso. ¿Y a qué me refiero con esto? Cuando piensas tú, que estás en una mejor posición, en tu relación con el Señor. Pero, es precisamente ahí cuando la tribulación llega a nuestras vidas. Y se hace presente ya sea por medio de tu trabajo, tu hogar, tu familia, tu matrimonio, tus hijos, o a través de una enfermedad. Y aunque la circunstancia de la espina no la conocemos, el dolor es un constante recordatorio, que llevas clavado en tu mente y corazón. 2 Corintios 12:7-10
Escuché en una ocasión al hermano Max Lucado que hizo mención de la siguiente frase “Nunca vas a recibir tú, una espina, si no es que te encuentras en una forma de acción”. Me quedaba claro que a lo que él se estaba refiriendo era, cuando tú como creyente, te encuentras caminando en tu propósito divino. El caminar en el propósito de Dios, es cuando el valor del hombre ha sido establecido de nuevo. Es el privilegio que Dios otorga a la humanidad por medio de Su gracia. Efesios 2:8-9
Cuando estudiaba del “Aguijón de Pablo” pude llegar a la conclusión de la necesidad que hay en el ser humano por nuestras debilidades, pero a la vez pude apreciar el valor de la gracia y regocijarme en ella. Nuestra parte en esta acción es poca, por que es un don inmerecido, por el sacrificio de nuestro Señor Jesucristo. El leer sobre estos grandes hombres de Dios como lo es Pablo, que tampoco eran perfectos, deberían ofrecernos esperanza para nuestras vidas. Porque aún Pablo, quien alcanza a trascender hasta el Tercer Cielo, en base a su comunión con Dios y su perfecta voluntad, también luchó con sus debilidades humanas. 1 Corintios 1:25-29
El mensaje es claro, el poder está en la Palabra, y no en el mensajero. Obviamente es necesario que nosotros como creyentes tengamos una disposición para la voluntad de Dios. Pero también tenemos que aceptar que como creyentes no estamos exentos de tribulaciones. Y que vamos a pasar por situaciones difíciles, y aun quizás tengamos que vivir con una Espina Encarnada. Mas, sin embargo, como creyentes estamos bajo la gracia de Dios. Y así como Noe que no fue exento de pasar por el diluvio, las Escrituras claramente nos relatan, que él y su familia fueron salvos por la gracia de Dios. Génesis 6:5-8, 1 Pedro 3:20-22
Aunque no tiene sentido de tratar de encontrar una respuesta al porqué de las situaciones que surgen en nuestro caminar, es necesario aclarar que es superlativamente más importante mantener una comunión con el Señor. Y quizás remover la Espina Encarnada de nuestras vidas, es nuestra mayor prioridad, pero mejor consideremos, tornar todo nuestro esfuerzo a la voluntad del Señor. Y aunque nuestro caminar sea afectado por la intensa aflicción provocado por la tribulación, nunca olvidemos las palabras de Pablo, “porque cuando era débil, entonces era fuerte en Jesús”. 2 Corintios 2:10
El remover la espina, es quizás reposarnos y depender en nuestro propio esfuerzo. Notemos que en las múltiple súplicas de Pablo hacia Dios para quitar de él, El Señor no lo hizo. Y con eso, no quiere decir, que el Señor no lo había escuchado, pero tampoco nosotros debemos de concluir que la oración de Pablo fue rechazada. La respuesta de Jesús “Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad”. La voluntad de Dios era otra, la aflicción de Pablo, no iba a destruir el propósito de su llamado. Al contrario, esto elevaría a Pablo a una total dependencia de Dios. Pablo en ese momento obtuvo la experiencia de la gracia de Dios. Y fue ahí donde él pudo realizar que ninguna prueba, por más fuerte que fuera, no podría destruir su ministerio o cambiar su mentalidad de victoria. 2 Corintios 12:9
Se que estos procesos son difíciles de sobrellevar, pero no imposibles para superar. ¿Cómo lo podemos lograr? Cambiando nuestra mentalidad de víctima o derrota, a una de victoria. Reconociendo nuestras debilidades y haciendo énfasis en la fuente de nuestra fortaleza que proviene de una providencia divina. Recordemos, que quizás en nuestro caminar tengamos que llevar una Espina Encarnada, es más preferible tomar pasos con precaución y perpetuidad para no tropezar. Job 23:11, Salmos 17:5