Suelten A Barr-abas
¡El veredicto de la justicia del hombre fue “Suelten a Barrabás!”. Pero, lo que desconocían ellos, era lo que realmente eso significaba. ¿Que resultaría después, con la liberación de este homicida? Todos ellos fueron llevados por sus emociones, y por esa razón no podían ver el cumplimiento de la profecía, que por generaciones había sido anunciada. El pueblo por su confusión e ignorancia, el sacerdocio por su egoísmo e hipocresía, y el gobierno simplemente para mantener su posición. Unánimes cada uno tomaron responsabilidad en el veredicto final. Pilato como representante del gobierno evadiendo su participación a la injusticia, simplemente lava sus manos y declara la liberación de Barrabás. “Suelten a Barrabás!” Mateo 27:15-33, Marcos 15:6-14, Lucas 23:13-23, Juan 19:12-15
Tomando en consideración todo lo ocurrido, y si nos ponemos a analizar el veredicto de nuestro Señor Jesús, nos podemos dar cuenta que la justicia del hombre no cumplió con un criterio judicial imparcial, transparente, honesto y mucho menos justo. Mas, sin embargo, como menciono anteriormente en “El Sonido del Silencio”, Jesús por Su amor, Se sometió al juicio del hombre. Hechos 3:13-18
¿Pero dónde queda la justicia del hombre? ¿Cómo es, que estas cosas suelen a suceder? ¿Quién es El que verdaderamente clama justicia por la vida del hombre? ¿Acaso te has preguntado alguna vez? Yo sí, en muchas ocasiones, y hasta en ese momento fue cuando empecé a indagar por respuestas. Y cuando mis ojos fueron abiertos a la Verdad, jamás volví atrás. Pero fue también allí como pude darme cuenta que me encontraba en la misma posición que muchos de nosotros todavía estamos hasta el día de hoy. Y es así como somos persuadidos tan fácilmente por nuestras inseguridades y llevados por la corriente de este mundo. Pero cuando puedes ver con claridad que la justicia del hombre es manipulada de muchas maneras, es sumamente obvio, que los resultados nunca van a ser realmente justos. 2 Corintios 4:1-6
En arameo, Barrabás es Bar Abbâ ( בר-אבא) y significa “Hijo del Padre”. ¿Casualidad? En Dios, solo existe causalidades y propósito. ¡Con este escrito, el mensaje es simple! Barrabás es la representación de todo lo que la humanidad por generaciones había cultivado. Pero al descubrir que con la acción a la liberación de Barrabas, la puerta a la libertad a nuestra esclavitud de pecado se abrió. La posición de la humanidad cambia para siempre. El clamor del hombre había sido escuchado, y la justificación de la vida ahora se encontraba a la puerta. Éxodo 12:23, Apocalipsis 3:20
El pecado había encadenado y encarcelado a este hombre. ¡El futuro de él, era la muerte! La acción a nuestros pensamientos, ideales, y nuestra voluntad nos conduce a un callejón sin salida. Bueno, eso es lo que la sociedad nos afirma, infundiendo ideales corruptos de inferioridad o superioridad. Que solo nos llevan a formar divisiones, teorías, ideologías no fundamentadas. Hasta, que llegó la justicia divina ante Barrabás, Jesús, “El Salvador”. Y ante la presencia de Jesús él fue liberado de la esclavitud del pecado. Aunque literalmente quizás muchos podrían ver lo contrario, los hechos ya habían sido predestinados y establecidos desde ante mano. El juicio no era natural, el juicio era espiritual. Romanos 6:6-11
Este hombre era el producto de nuestro esfuerzo y nuestra culminación a la rebelión en contra de Dios. Y como fruto de la desobediencia de todo ser humano, la liberación de Barrabás, rompe el velo de los prejuicios, injusticias, estereotipos, discriminación, ideologías, y conceptos erróneos que por generaciones causaron división en el mundo. 1 Pedro 4:8
Jesús tomó el lugar en la Cruz del Calvario por los pecados del mundo. Su vida fue un sacrificio puro y perfecto. Su sangre derramada resonó justicia para la vida del hombre. Ahora nosotros tenemos la libertad para conducir nuestras vidas con un criterio justo por la obediencia de Uno que fue Justo. Un acto histórico de amor que fue el resultado de la restauración de nuestra posición como “Hijo del Padre”. Este es la herencia que como hijo nos otorga el derecho de clamar “Abba Padre”. Romanos 8:15