Escudo de Vida
Hoy en este día, 8 de Mayo, hace cuatro años atrás mi padre retorna a su origen de ciudadanía. Y por este motivo quise tomar esta fecha que es muy especial para mí, y que marca mi vida para siempre, como un día de celebración a una nueva vida.
Estos últimos dos días han sido unos días difíciles en mi vida que han llenado mi corazón de mucha tristeza. Y no es precisamente por los acontecimientos que estamos viviendo actualmente, sino también por algunas noticias personales de seres queridos que están pasando por unos procesos difíciles de salud. Y en base de esto me acordé de un pasaje Bíblico muy hermoso, el cual es el tema de mi escrito de hoy. Romanos 8:28
El pasaje nos habla de una batalla que el pueblo de Israel estaba peleando en contra de los Amalecitas, bajo el liderazgo de Josué, y con la instrucción de Moisés. Y lo especial de este pasaje es como era necesario que Moisés mantuviera sus manos en alto para que el pueblo de Israel prevaleciera en contra de su enemigo. Pero, si sus manos bajaban el enemigo tomaba ventaja. Cuando estudiaba este pasaje, pude entender la limitación humana a base de nuestro propio esfuerzo. Imagínate algo, alza tus manos hacia arriba y trata de mantenerlas en esa posición. ¡Y verás que no lo podrás hacer por mucho tiempo! Así de la misma manera Moisés se cansó, y se sentó sobre una piedra. Y tuvo que apoyarse en Aarón y Hur, quienes fueron los que le sostenían sus manos en alto para que hubiese firmeza en ellas hasta que el sol se pusiese. Bajo este acto de sumisión y ceñimiento de esfuerzo de Moisés hacia Dios, Josué deshizo a Amalec, estableciendo este momento como un símbolo del poder de Dios. Éxodo 17:11-16
Aunque el hombre se haga de la idea, que todo esfuerzo realizado para un objetivo de adquisición es símbolo de su poder. Lo único que esto demuestra es su inseguridad y la necesidad de auto reconocimiento. El escudo de la fuerza es reconocer que tú solo no puedes. Tienes que reposar tu cansancio sobre La roca que es Cristo, y alzar tus manos como escudo de resignación. La fragilidad de nuestras vidas, es como la hierba del campo. Como dice el Salmo, “El hombre, como la hierba son sus días, florece como la flor del campo, que pasó el viento por ella, y pereció, y su lugar no la conocerá más”. Salmo 103:15-16, 1 Corintios 3:11
Nuestra naturaleza es débil, frágil, se cansa, se marchita y se seca. Van a llegar tiempos difíciles en los cuales tenemos que enfrentar situaciones de diferentes índoles y categorías de importancia. Y no debemos de ser encontrados con nuestra guardia baja. Porque esto le daría la ventaja al enemigo para que fácilmente tome posesión de tu tierra y gane la batalla. Tomemos este tiempo para autoevaluar nuestra seguridad y firmeza de nuestra fe como un escudo de vida que el Señor Jesucristo nos ofrece. Reconociendo que como seres humanos tenemos limitaciones, ni que la vida, ni que la muerte conoce estatus, edad, ni tampoco posición legal, social o económica. Simplemente, pasa como un viento por ella y se la lleva. Deuteronomio 25:17-19, 1 Pedro 1:24-25
Este escrito es nada más para reflexionar que tenemos una necesidad de Dios, y como bandera llevar Su Escudo de Vida para poder prevalecer contra toda batalla que se nos presente. Y tener la seguridad que durante este proceso podemos reposar toda nuestra confianza en Él. Y Su fidelidad sostendrá nuestras manos con fuerza al caminar sobre las aguas de las tempestades. Y por más fuertes que se levanten saber que no vamos a ser arrastrados por las corrientes de sus olas o llevados a la profundidad. Efesios 6:10-18
Moisés edificó un altar como señal de Victoria en contra de los Amalecitas, el cual llamó Yhvéh-Nissi, en hebreo este nombre quiere decir “Jehová es mi estandarte”. El pueblo de Israel pudo prevalecer en contra del enemigo durante esta batalla y Josué luchó hasta la puesta del sol sin desfallecer. De esta misma manera también nosotros tenemos que enfrentar el día, luchar y no darnos por vencidos ante las situaciones que surgen en nuestras vidas. Luchar con el Escudo de Vida como símbolo de victoria en contra de nuestros enemigos cualquiera que eso sean. Somos más que vencedores por medio de Su sangre bendita, y no dejes que la puesta del sol venga sin antes declarar victoria en contra de tus enemigos. Juan 3:14-16