Peste Destructora
En este tiempo estamos viviendo como testigos oculares uno de los momentos más difíciles como nación. Este virus que se ha levantado causando histeria no tan solo individualmente, pero también colectiva. Elevando nuestra posición como humanidad a un gran pánico enlazada con incertidumbre. Salmos 91:1-16
¿Y mi pregunta es, cómo es que esta situación catapulta a ser clasificada como una histeria colectiva? ¿Cómo es, que, en este tiempo, la tecnología alimenta a un acontecimiento de una forma masiva y destruye la vulnerabilidad de la humanidad? Bueno, esto es lo que quiero que veamos juntos, por medio de este escrito. Como creyente poder hacer lo mismo, por medio de la tecnología,, de una forma colectiva, para alentar a nuestro prójimo con el infinito amor y con la esperanza de vida, que nuestro Señor Jesucristo ofrece. Para que este acontecimiento no entre como una peste destructora, solamente para levantar temor a lo desconocido y miedo a la muerte. Mas, sin embargo, para que esta situación, llegue como una oportunidad para vida y esperanza. Salmos 136:3
La histeria colectiva inicialmente empieza con un individuo, y después, comienza a manifestarse en otros de una manera colectiva. ¡Pero el día de hoy, ese soy Yo! Yo soy el individuo que inicia esta reacción masiva con una postura de fe. Tomando esta situación de caos y clasificándola, como una oportunidad para vida y esperanza. Hoy, en este tiempo de gran necesidad quiero presentarte a nuestro Señor Jesucristo, quien es el único que puede reactivar todos tus miedos, histeria e incertidumbres y tornarlos a seguridad, esperanza y vida eterna. Romanos 8:28, Hebreos 11:1
Quizás todavía no Le conoces, pero créeme, es lo mas hermoso que te puede pasar. Es algo que palabras no pueden describir, y cada día te enamoras más de Él. Empiezas a vivir una vida apreciando tu soplo de existencia, tus alrededores, y la fuerza que te levanta cada mañana a la expectativa de lo que vas a ver y hacer en ese día. Pero, también, reconociendo que tú ya no más estás en el control, y aprender a menguar la acción del “yo” cada día más. En ese momento te das cuenta de la fidelidad infinita que por generaciones Él ha mantenido firme hacia nosotros, aun reconociendo la rebelión de nuestra naturaleza. ¡Somos nosotros, quienes nos hemos olvidado de nuestro principio y fundamento! Pero cada día se presenta como una oportunidad para reconciliar nuestro origen. Genesis 1:27, 2:7, 2:18, 2:21-22, Romanos 10:9-13
Con esto, no quiero decir que como creyentes estamos exentos de los problemas, situaciones difíciles, o’ aún de estos acontecimientos que pasan en nuestro tiempo. Pero, al contrario de alguien que todavía no Le conoce, podemos encontrar la paz y reposar toda nuestra confianza en Él. Asi, tambien como creyentes, no participamos en el pánico o en la acción para la sobrevivencia, simplemente por la seguridad de nuestra postura en Dios. Claro, definitivamente, también respetando las advertencias e instrucciones de las autoridades establecidas. Más sin embargo con una perspectiva en Dios, así como Noé lo hizo. Y de la misma manera como Noé, quien encontró gracia delante de Dios en medio de un tiempo de caos, así también nosotros podemos hacerlo. Y por medio de la obediencia, al igual que Noé, encontrar la salvación para nuestra casa. Genesis 7:1, 9:8-13, Hebreos 11:7
Nosotros tenemos la solución en nuestras manos, y por medio de la tecnología, hoy, te invito que hagamos en este tiempo, un llamado de alarma colectiva para una oración masiva. Todos unánimes con un mismo clamor, como individuo, familia, iglesia, comunidad, ciudad, estado, nación y mundo entero. Suplicar a nuestro Dios por misericordia, y perdón por la rebelión, que se ha levantado en contra de lo que Él representa. Y para que nos ayude a permanecer en Su mismo amor, que es el denominador de nuestro existir. 2 Crónicas 7:14, 1 Pedro 4:18
Y no olvides esto: aunque a este virus se le haya coronado con fuerza y una autoridad provisional, nunca va a tomar el trono de quien verdaderamente es Rey. ¡JESUS! ¡Viva el Rey de Reyes, y Señor de Señores! 1 Timoteo 6:15, Apocalipsis 17:14