La Misión
Quise primero hablar de la importancia de lo que esta palabra debería representar para un cristiano. Y la pregunta surge, ¿Qué es la misión? La misión es la tarea que Dios envía a una persona que ha llamado, en particular, la misión de comunicarle la salvación en Cristo, a uno o’ a un grupo de personas. 2 Timoteo 3:16-17
Esta asignación en el Apóstol Pablo como en todas las personas que Dios ha utilizado por generaciones, han tenido un objetivo en mente, y eso es simplemente hacer la voluntad de nuestro Señor. Lo que esto implica que como creyente tenemos la responsabilidad de prepararnos y estar listos para cuando el tiempo de Dios llegue a nuestras vidas. Todo ser humano tiene un propósito predestinado, pero lamentablemente en ocasiones no lo llegamos a lograr. Salmos 139
En varias ocasiones, he estudiado la conversión de Saulo, y cada vez que lo vuelvo a leer, me es de igual impacto. El poder visualizar que, así como las escamas de sus ojos caían, poco, a poco, su carácter, personalidad, posición y autoridad estaban siendo moldeadas, pero ahora en una forma espiritual. Hechos 9:1-18
Aunque el cambio en él, fue de una naturaleza extrema. La transformación era necesaria para la misión a la cual se le había escogido. Él era el candidato ideal para esa gran misión. El llenaba todos los requisitos, tenía un fundamento teológico y educativo, disciplina, carácter, personalidad, determinación, conocimiento legal y una sólida posición en su fe. 2 Timoteo 1:9
El campo de terreno que él iba a cubrir, lo llevaría a estar ante gentiles, judíos y reyes. Y como buen misionero conocía la cultura, lenguaje, teología, política, leyes, clase social y género de estos grupos. Su preparación le dio el poder para entrar en su llamado de misionero y poner en práctica la obra de Dios. Y los resultados ahora son evidencias y testimonios de ejemplo como patrón a seguir. 1 Pedro 2:21
Al igual que Pablo, así nosotros también tenemos esa misma oportunidad. En ocasiones hay nada más una oportunidad, y se puede perder, por no ver la necesidad. El ser humano siempre debe tener una necesidad de Dios, en el momento que esto no es parte de su vida, es que el hombre ya no se encuentra con vida. Romanos 5:8
Lo que quiero decir con esto, es que valoremos nuestro tiempo y las oportunidades que el día nos presenta. ¡Y todo está al alcance de nuestras manos! ¿Qué es lo que tenemos que hacer? Primero, tomar la decisión. Segundo, entrar en el proceso. Tercero, aceptar el cambio. Y Cuarto, ver los resultados. Filipenses 3:14
El tomar la decisión de servir al Señor, es dar el primer paso. Es entrar en una relación dinámica entre tú y Dios. Rendir tu vida y todos tus derechos porque ya no te perteneces. Someterte al proceso que irá formando tu carácter y tu personalidad en Dios. Y ver cómo poco a poco tu fundación es más firme y tu fe más amplia. Que cuando te miras al espejo no reconoces la imagen que está reflejada, porque la evidencia ahora se quedó como parte de tu pasado. Efesios 4:22-24
A esta altura de tu proceso estas en una posición de seguridad, en tu persona y tu fe. Lo que esto indica, es que el siguiente paso a dar, es la preparación, educativa y teológica. Con esto no quiero decir que uno no puede tener un llamado sin preparación. A lo que me refiero es a escudriñar la palabra, y buscar la dirección del Espíritu Santo como guía para tu preparación. Y recuerda si el Señor llama, Él capacita. 2 Tesalonicenses 2:14
Esto te va a llevar a entrar en la última fase de tu proceso y poder obtener los resultados. Y no nada más tener preparación teórica, si no práctica ministerial en tu misión como cristiano. La misión que te va a preparar para cuando te encuentres frente a una persona, o’ grupo de personas con la necesidad de conocer a nuestro Señor Jesucristo. Juan 15:16
Y al igual que Pablo, sistematizar y reproducir el esfuerzo para la evangelización de la Palabra de Dios. Y poder cumplir con la misión de la iglesia: “Enviar misioneros a todo el mundo, hasta que todos hayan tenido la oportunidad de escuchar el mensaje de Jesús y aceptarlo como Señor”. Mateo 28:19, Mark 16:15