La Cara de la Moneda
En cuántas ocasiones nos hemos encontrado en situaciones difíciles en nuestras vidas, que nos hacen tomar decisiones repentinas y con resultados agobiantes. Esto quizás se deba porque somos persuadidos por las circunstancias o’ manipulados por personas con autoridad más dominante a la nuestra. Esto solo sucede porque no hemos podido valorarnos como seres humanos y muy fácil somos burlados. Estas experiencias personales nos orillan a un callejón de sombras que nos subyugan a perder el brillo de la imagen que por naturaleza divina fue colocada en cada uno de nosotros. Efesios 4:17-24
Yo no se si tu has podido realizar el gran honor y privilegio del cual el hombre fue elegido. ¿Te imaginas lo que esto implica, de poder ser como Dios? Cuando Dios dijo en el libro de Genesis 1:26 – “Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. El poder que esta declaración representa, el ser otorgado el complemento esencial para autoridad en nuestras vidas. Estas dos palabras “Imagen y Semejanza” quizás sean muy similar en nuestro común entendimiento. Pero por medio de este escrito quería analizarlas un poco. Genesis 1:26-27.
La palabra “Imagen” en hebreo significa: “Tzelem” צֶלֶם, que significa: representación, retrato, semejanza, fotocopia, con frecuencia también se le relaciona como un ídolo representa a un dios, en el hebreo moderno. Esta palabra viene de la raíz “Tzel”, que significa: sombra. Y la palabra “Semejanza” en hebreo significa: “Demut” דְּמוּת, semejanza, figura, figuras, parecido, modelo, forma, similar en apariencia. Ahora, lo que esto quiere decir es que el hombre está completo con los atributos de Dios.
Él nos capacita de tal manera que ahora somos una singular persona de mucho valor. La derivación de estas dos palabras nos refleja al hombre en su ideal. La Imagen y semejanza son el complemento perfecto para identificarlo como el hombre similar a Dios. La apariencia visual, conceptual y espiritual permite al hombre mantenerse firme en una estructura formada con precisión. El hombre fue capacitado con atributos internos que nos ofrecen la oportunidad de tener conciencia, intuición, y una comunión con Dios. Y también nos capacita con características naturales para poder razonar por medio de nuestra inteligencia, experimentar emociones y voluntad. Esto es lo que a nosotros nos define el privilegio de poder llevar su imagen y ser un lugar sagrado. Genesis 5:3
La tricotomía del hombre: Espíritu, Alma y Cuerpo; nos dan las herramientas necesarias para poder realizar cualquier asignación que fue predestinada en nuestras vidas. El Poder que por herencia recibimos viene paralelo con una responsabilidad de llevar su representación. Su imagen y la inscripción de su sello con el “Soplo de Vida” nos coloca en un lugar de superioridad en toda la creación. Somos únicos y cada uno de nosotros somos sumamente especial.
1 Thessalonians 5:23
Durante el periodo de la semana reflexionaba en unos pasajes de los evangelios, donde nos relata cuando ciertos principales sacerdotes y escribas enviaron a espías que se mezclaran con la multitud de seguidores de Jesús y que lo cuestionaran con el propósito de encontrar error en El. La pregunta fue: ¿Nos es lícito dar tributo a César, o no? Y él les contestó conociendo su malicia e intención. “Mostradme la moneda. ¿De quién es la imagen y la inscripción?” Y respondieron: De César y Jesús les dijo: “Pues dad a Cesar lo que es de César, y a Dios lo que es Dios”. Mateo 22:15-21, Marcos 12:14-17, Lucas 20:20-25.
Este pasaje específicamente me habló de tal manera que quise escribirlo. Como todo ser humano conocemos el valor de la moneda y la necesidad de retenerlo. En aquel tiempo el pueblo tenía el compromiso de tener que ofrecer tributo como nación por fuerza legal. Tributo en este tiempo se relaciona a los impuestos, que como ciudadano de cualquier nación tiene la responsabilidad de aún hacerlo. Esto no era lo que Jesús quería decir, pero aún les dijo claramente que lo hicieran. Pero la pregunta fue: ¿De quién es la imagen y la inscripción? ¡La importancia de lo que es la imagen! Nosotros podemos colocar el valor a una moneda y es identificada tal cual. ¡Pero hoy quiero colocar el valor a esta moneda, Tu y Yo! Jesús afirmativamente les dijo el valor de esa moneda no es lo que importa dalo al hombre, lo que realmente es de primordial valor es poder dar a Dios lo que es de el – “Nosotros”. Tu y yo llevamos esa imagen y la inscripción de su Espíritu, que nos da un valor innumerable, incalculable e’ infinito, y de ninguna manera puede ser identificado tenue por nadie. Exodus 20: 3-6
La Cara de la Moneda tiene el rostro de un sacrificio que vino a restaurar el valor de la imagen perfecta. Ahora nosotros tenemos la tarea de conservar el valor intacto y no devaluar su existencia. La inversión de nuestro tiempo en comunión con el Espíritu Santo nos ofrecerá la postura para poder sobrellevar cualquier cambio social, mental, emocional, físico o’ espiritual. Para que mañana podamos ofrecer a Dios el tributo perfecto. Colosenses 3:10
¡No dejes que nadie cambie la Cara de la Moneda! Eres la imagen perfecta y cuan preciado somos que Dios envió a su Primogénito Hijo Jesucristo que pagó el precio perfecto por ti y por mí. Romanos 8:29